Noelia Romero: Calificación “Cum laude” para su tesis Doctoral sobre Alimentación Nutrición
20 de mayo de 2025 2025-05-20 14:32Noelia Romero: Calificación “Cum laude” para su tesis Doctoral sobre Alimentación Nutrición

Noelia Romero: Calificación “Cum laude” para su tesis Doctoral sobre Alimentación Nutrición
Egresada en la carrera de Ingeniería en Alimentos por la Universidad Nacional de Itapúa (UNI), Romero captó la admiración nacional por haber accedido al título de Doctora (Cum laude) de la Universidad de Barcelona, España.
Esta repercusión resalta al defender su tesis: “Estudio de los efectos sobre el neurodesarrollo de productos a base de plantas (PBPs) consumidos por la población gestante y lactante utilizando el modelo de pez cebra”, la cual obtuvo la máxima calificación, excelente con mención “cum laude”.
El camino que allanó esta oportunidad fue el Programa Nacional de Becas Carlos Antonio López (BECAL), de la cual fue favorecida ante un llamado público al que accedió.
En esta entrevista, Romero comparte sus vivencias de formación en el extranjero.
¿Qué experiencias relevantes de aprendizaje viviste en la universidad?
Lo más significativo fue trabajar en un modelo experimental como el pez cebra, que permite estudiar los efectos de forma tan precisa y dentro de las regulaciones éticas de la comunidad europea.
Diseñar protocolos de exposición que simulan condiciones reales de consumo en gestantes y lactantes fue un desafío técnico complejo.
Me permitió tomar conciencia de cuán poco regulado está el uso de ciertos productos vegetales, y del enorme vacío de información científica en torno a sus efectos durante etapas tan vulnerables como el desarrollo fetal y la lactancia.
Y este aprendizaje se volvió aún más relevante cuando lo conecté con nuestra realidad en Paraguay, donde el consumo de hierbas medicinales está profundamente arraigado en la cultura, incluso durante el embarazo.
Muchas veces, estas prácticas se transmiten de generación en generación con buena intención, pero sin base científica ni control sanitario.
Además, me permitió adquirir herramientas metodológicas con estándares europeos, especialmente en lo que respecta a la evaluación de riesgo toxicológico desde un enfoque preventivo, ético y basado en evidencia.
En toxicología solemos plantearnos el peor escenario posible como punto de partida, para anticipar los efectos potenciales de ciertos compuestos externos, sobre todo en poblaciones vulnerables.
Ese enfoque me ayudó a comprender que la ciencia no solo debe ofrecer respuestas, sino adelantarse a los riesgos antes de que ocurran, contribuyendo así activamente a la protección de la salud pública.
¿Cómo proyectas tu vida profesional luego de logro?
Obtener la máxima calificación en la defensa de mi tesis fue una gran satisfacción profesional. En el sistema académico español, cuando una tesis doctoral es evaluada con excelencia, el tribunal mediante votación secreta y unánime puede otorgar la distinción cum laude, un reconocimiento reservado para trabajos que se destacan por su originalidad, rigor metodológico y contribución científica.
Haber recibido esa distinción reafirma, no solo el valor de la investigación realizada, sino también la necesidad urgente de seguir profundizando en este campo.
¿Qué beneficios obtuviste con la cultura española?
Mi integración en Cataluña-España, y en particular en la Universidad de Barcelona, fue una experiencia enriquecedora tanto en lo profesional como en lo personal.
Formar parte de la Unidad de Toxicología de la Facultad de Farmacia y Ciencias de la Alimentación me permitió aprender de un grupo de investigación con una visión interdisciplinaria y altamente colaborativa, lo que me ayudó a ver la ciencia desde una perspectiva más global y avanzada.
Vivir en Cataluña me ofreció también una serie de ventajas que complementaron mi formación científica.
La sociedad catalana valora mucho la educación y la innovación, lo que genera un ambiente de intercambio intelectual constante.
Las oportunidades de colaborar con científicos de diferentes orígenes y con diversas especializaciones son invaluables, lo que me permitió mejorar mis capacidades de trabajo en equipo y aprender de enfoques distintos.
¿Cómo sucedía esa vinculación familiar a través de la distancia?
Fue un proceso lleno de emociones. La distancia física se equilibró con la cercanía emocional. Sentir el apoyo de mi familia a la distancia fue un motor constante.
También entendí que el cuidado afectivo puede reinventarse: en videollamadas, en celebraciones a destiempo, en palabras de aliento. A la vez, construí redes de apoyo académico y personal que hicieron de Barcelona un segundo hogar.
¿Cuál es tu mensaje para nuestros jóvenes estudiantes?
Les diría que nunca subestimen el valor del conocimiento, pero que tampoco lo limiten a lo que ocurre dentro del aula o del laboratorio.
La formación académica es fundamental, sí, pero igual de importante es tener la curiosidad de observar el mundo, cuestionarlo y buscar formas de transformarlo.
Que no teman en soñar en grande, pero que siempre conecten esos sueños con las necesidades reales de su comunidad.
Si tienen la posibilidad de estudiar o formarse fuera del país, aprovechen esa oportunidad no solo para aprender, sino para crecer como personas.
En mi caso, no fue fácil. Si me guiaba por lo que tenía en los bolsillos, estudiar un máster y un doctorado en Europa era impensable. Fue posible gracias al apoyo constante de mi familia, y especialmente de mis abuelos, que siempre creyeron en mí, inclusive en esos momentos en que ni yo misma lo hacía.
Detrás de cada logro hay una red de afectos, de sacrificios compartidos, de confianza sembrada desde mucho antes de que esos resultados sean una realidad.
Me gusta mucho una frase de Paulo Freire, quien fuera un gran educador brasileño.
Él afirmaba que: “La educación no cambia el mundo, cambia a las personas que van a cambiar el mundo”. Que cada paso en la formación sea también un paso hacia el compromiso con esa transformación.
¿Deseas resaltar un aspecto de valor sobre esta experiencia de formación?
Sí, sin duda. Lo más valioso de esta etapa fue la posibilidad de generar conocimiento que sea directamente aplicable a la vida cotidiana de las personas. En nuestras sociedades, se da por hecho que todo lo natural es seguro, pero eso no siempre es así, especialmente en etapas tan sensibles como la gestación y la lactancia.
Poder aportar evidencia científica rigurosa sobre los potenciales efectos de ciertos productos de origen vegetal fue una forma concreta de poner la ciencia al servicio del cuidado de la salud pública.
También quiero aprovechar este espacio para agradecer profundamente a las instituciones que hicieron posible mi camino de formación.
A la Universidad Nacional de Itapúa, que me formó desde los primeros pasos y me alentó a mirar más allá; al programa Erasmus Mundus, que me brindó la beca para el máster; y al Programa Nacional de Becas Carlos Antonio López (BECAL), la que financió mi formación doctoral.
Esta experiencia no fue un camino individual, sino el resultado del esfuerzo de muchas personas e instituciones que apuestan por la educación como motor de transformación.
Otros datos
Nombres y apellido: Noelia Giselle Romero; Edad: 34 años; Nacionalidad: paraguaya; Localidad de origen: Hohenau – Itapúa; Tiempo de estadía en España: 4 años; Programa de doctorado: Alimentación y Nutrición. Línea de investigación: Seguridad alimentaria.
Fuente: Dirección de Comunicaciones del Rectorado de la UNI (DirCom).


